lunes, 31 de diciembre de 2007

Cambio de paradigmas .... ¿Por qué es importante conocerlos?

PARA AVANZAR ES NECESARIO DESHACERSE DE LASTRES, PESOS MUERTOS QUE HACEN LA MARCHA MÁS DIFÍCIL. LAS IDEAS TAMBIÉN PESAN Y A VECES MUCHO

Un paradigma puede ser un modelo a alcanzar, un ejemplo a seguir, un ideal, un esquema mental o también una idea que cesa de ser un medio para la consecución de un objetivo para convertirse en el objetivo mismo. Es, en resumen, la forma en que un individuo (o una sociedad) percibe, interpreta y organiza la realidad. Un paradigma, entonces, puede transformarse en un axioma, un principio sobre el que se asienta toda una teoría sobre la realidad, muy resistente al cambio, relativamente impermeable y que difícilmente admite duda o controversia alguna.

Por lo general, las personas aceptan las ideas que se les presentan sin mucha reflexión de por medio porque, entre otras cosas, ir poniéndole etiquetas a las cosas, a la gente y hasta a las ideas, nos hace la vida más fácil: algo es bueno o malo, deseable o indeseable, simplemente porque así nos lo presentaron y no lo cuestionamos. Como decía Ortega y Gasset, necesitamos certezas. Sin embargo, lo catastrófico de poner etiquetas es el incalculable costo de oportunidad que ello implica: una certeza no admite dudas ni permite que la dinámica de la realidad la deseche y alcanza la calidad de dogma, por más caduco y nocivo que sea en un contexto dado.
Ad portas del año nuevo, le pedimos a un grupo de profesionales de distintas ramas que elaboren --cada uno a su manera-- una lista de cinco ideas, paradigmas, mitos o esquemas a romper en el Perú de cara al futuro.
Para hacerlo más interesante, buscamos a personajes tan disímiles como Pablo Bustamante y Guillermo Giacosa, que están en el extremo del espectro (¿Qué espectro? El que usted escoja). Además, consultamos con el psicoanalista Jorge Bruce; la rectora de la UPC, Carmen Rosa Graham; Gonzalo Galdos, también de la UPC; Carlos Heeren de Apoyo; Julio Luque, del PAD de la Universidad de Piura, y el periodista Gustavo Gorriti, de Ideele.

¿Por qué es importante conocer nuestros paradigmas?
Porque, como dijo el pastor de Nazaret, solo la verdad nos hará libres y, además, solo podemos cambiar lo que conocemos.

LOS MAGNÍFICOS
Carmen Rosa Graham piensa que es de suma urgencia dese-char la idea de que los peruanos somos muy trabajadores y que somos "magníficos" en ello. En efecto, si fuera verdad --sostiene-- la ley sería mucho menos proteccionista y no necesitaríamos una supervisión tan estricta.

También piensa que hay que empezar a planificar y desterrar la idea de que la educación es una inversión con un retorno de muy largo plazo, pues "el problema de la educación y sus efectos se voltean en 30 o 40 años, sí, pero los resultados de una reforma educativa eficaz pueden empezar a verse en cinco años, y basta mirar cómo le fue a Japón, Vietnam o Corea del Sur". Y nadie empieza porque hacer una verdadera reforma educativa puede ser tremendamente impopular y un período presidencial solo dura cinco años, agrega.
Otra idea que hay que desterrar, y en esto coincide Graham con Giacosa (¡vea usted!), es que hay que dejar de ver a la inversión como buena y suficiente per se. Graham afirma que la generación de riqueza sostenida en la inversión solo incrementa la desigualdad si no podemos aprovecharla, educándonos; como ejemplo, recalca, basta ver los requerimientos de las empresas por gente talentosa y capacitada. Hay mucha demanda y al mismo tiempo hay desempleo.
Giacosa plantea que pensar en globalización, competencia e inserción internacional, sin un plan educativo y una mejor redistribución de la riqueza, no nos va a llevar a ninguna parte. Además, piensa que creer, como creen muchos, que la inversión es buena por sí misma es una idea "irracional y destructiva, pues (inversiones) las hay buenas, regulares, malas y las hay también genocidas y ecocidas".

Carlos Galdos, a quien agradecemos por las ideas que nos envió (casi 30), piensa, entre muchas otras cosas, que hay que eliminar conceptos como que no podemos competir con las multinacionales, que en el Perú no se puede ser exitoso y por eso hay que irse, o que en el Perú es imposible hacer una empresa formal. Nada de eso es verdad.

Además, coincidió con Julio Luque y Carlos Heeren, quienes piensan que creer, como creen muchos empresarios, que el mercado peruano es "muy chiquito", al punto que sostienen que no hay espacio para la especialización, es una tontería, como lo demuestra la existencia de varias boutiques legales, de tanto o mayor éxito económico que algunos estudios de abogados con una oferta integral de servicios legales.

Luque piensa, como Gustavo Gorriti, que la exportación no es una salida única frente a los retos que plantea el desarrollo. Hay quienes opinan que somos o nos estamos convirtiendo, como país, en una potencia exportadora y no ven que el 99% de lo que exportamos es "dejar en el puerto para que lo recojan", cuando de lo que se trata es de crear marca y avanzar en la cadena hasta la distribución.

"Es posible decir: te llevo la mercadería desde aquí y te la pongo en el escaparate de tu tienda. Lo importante es el valor agregado, la parte intangible del producto, porque cada vez más hay quien puede producir más barato que nosotros, lo mismo", sostiene Luque.

Agrega que pensar que la competitividad se basa en el costo de mano de obra, la carga tributaria y el tipo de cambio es ignorar que países como Alemania o Suiza son muy competitivos, aun teniendo costos por impuestos y mano de obra entre los más altos del planeta.

Gorriti, por otra parte, cuestiona que asumamos que al globalizarnos para poder exportar nos convertimos en una especie de cartesianos: "yo exporto, luego existo". Sostiene que al pensar así, "el patriotismo (bien entendido) pasa a ser una categoría obsoleta" y se ignora que "no existe caso de crecimiento y desarrollo realmente importante que no haya provenido de ese sentimiento, de ese tener el interés nacional siempre presente".

Si bien Felipe Ortiz de Zevallos no fue de la partida esta vez (pedimos que participara pero no recibimos respuesta), durante las conferencias de Confiep dijo algo que califica perfectamente como esquema o paradigma a romper: "Hay que dejar de enseñarle a los niños que vivimos en un país grande y rico, hay que decirles la verdad, que somos un país pequeño y pobre". ¿Y por qué habría que hacer algo así? Porque para poder hacer algo al respecto, cualquier cosa, primero hay que conocer la situación.

Respecto al TLC, dijo que este es, contra lo que muchos opinan, solo una oportunidad que debemos aprovechar, pero que "evidentemente, no implica una condición automática para resolver nada". Una idea con cada vez más adherentes, claro, ahora que ya se firmó.

Otras ideas que hay que desaparecer para poder crecer como país y sociedad son la creencia en la existencia de razas distintas y sus consecuentes efectos, el racismo entre ellos (Giacosa, Galdos y Bruce); la mirada suspicaz al éxito ajeno (Bustamante, Galdos y Graham); la creencia dogmática de que el Estado es un pésimo administrador y peor empresario --Petro-Perú es un ejemplo de lo contrario-- (Gorriti); que nadie es indispensable pese a que encontrar gente calificad es cada día más difícil (Luque). Todos coinciden en que no hay manera de avanzar sin planificación ni educación.

Lo bueno es saber que, pese a todos sus problemas, accidentes y costumbres convertidas en ideología y credo, el Perú sigue avanzando y creciendo, pues sí había, en oposición a lo que muchos pensaban para sí o para el resto, una luz al final del túnel.

Fuente: El Comercio Perú
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Gracias por leer hasta aqui y que tengas un buen día.

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